sábado, 2 de julio de 2011

El duelo


La perdida de personas o cosas irremplazables no es un acontecimiento excepcional para nosotros, sino mas bien una constante. Para algunas culturas nuestra vida es un tapiz, cuyos hilos están entretejidos junto a los de otras vidas. Cada tapiz con su propio dibujo y estructura ayuda a formar el de los otros. Cuando los hilos entrelazados se destraman se produce un desgarrón que hay que recomponer. Hay que retejer los tramos deshilachados para que no se deshagan. Para esto sirve el duelo. Es una herramienta que nos permite aceptar la pérdida, asumir el dolor y reconstruir nuestra vida sin lo que se nos a amputado. Es un software preinstalado que necesita escaso aprendizaje y varía poco de una persona a otra, e incluso de una cultura a otra. A parte de este proceso individual y casi automático de rumiación del dolor, existe un duelo social, sujeto a las variaciones que la cultura impone en cada lugar. Un periodo en el que nos es lícito mostrar y compartir nuestra emoción y vulnerabilidad. Una serie de normas mas o menos rígidas que dictan la forma y el tiempo socialmente permitidos para recibir la comprensión y consuelo que se nos debe. Seguiremos divagando...